CINE A CARAPERRO - TRANSFORMERS 3, por Didac Alcaraz

El fin de semana pasado tuve la mala idea de alquilar Transformers 3. Pura metralla en estéreo. Qué mal trago de chatarra. Todavía arrastro la resaca. No llegué al final del film. Se me fundieron las neuronas durante la primera media hora.

Yo quería ver Linterna Verde, pero alguien se me adelantó, y ya se sabe, una vez en el videoclub no hay vuelta atrás. Hace más de dos días que intento escribir este post con cierta coherencia. A mi entender Transformers 3 es una exposición idealizada de la última cena de Jesucristo. Estoy en este punto. No consigo desarrollar las anotaciones que me han hecho llegar a esa conclusión. Además esta el tema de los androides oxidados que se transforman de un chispazo en relucientes vehículos paramilitares. ¿Sustituyen las partes abolladas del automóvil por planchas impecables que guardan bajo las axilas? ¿Y el insistente abuso de los efectos de sonido? Si prestáis atención, incluso las nubes emiten un eco sutil que se repite durante toda la película. Estoy seguro que la trilogía gira en torno al politono característico de los cacharros alienígenas mezclado con el significado espiritual del metal. A Michael Bay le debió coger un psirocco cuando le pasaron las primeras pruebas de sonido para el melodrama que estaba preparando (escrito en principio para ser protagonizado por un grupo de tostadoras). Atrapado en la cacofonía, mientras lloraba de alegría visionando sus series de dibujos preferidas, me imagino que decidió adaptar el guion estirándolo hasta conseguir su Señor de los anillos particular.

Me aterroriza pensar que vendrán otras precuelas. En los estudios de Hollywood está de moda producir las películas de tres en tres. Firman los contratos subidos en una montaña de nieve. Ahora que lo pienso, quizás el problema sea mio. Bien visto, el cine yanky está pensado por farloperos para farloperos. Pudiera ser entonces que la saga Transformers no sea una revisión de la vida de Chus, si no una elogia al esnife sin prejuicios y el mundo subterráneo que lo rodea. Al nuevo espíritu post-utópico juvenil. Al colegueo sin límites. Al subidón explosivo con la pertinente moraleja que no he sabido advertir. De hecho, antes de seguir escribiendo, lo prudente sería verme las tres películas del tirón. Sin pausas. Arrimado a un billete de cien euros. ¿Alguien puede decirme dónde puedo comprar perico del bueno?

ESA COSA QUE PASA SIEMPRE EN LAS COMEDIAS ROMÁNTICAS

En muchas de las comedias románticas tiene que haber un "mejor amigo gay" que da consejos a la protagonista femenina, comentarios ajustados e irónicos, un Pepito Grillo afeminado, refinado, y habitualmente bien vestido de flema inglesa. Pero, ¿para cuando una comedia romántica en la que el mejor amigo de la chica sea un gay esquizofrénico? Un loco completamente despeinado, que lo único que puede hacer sea soltar frases incomprensibles, delirios demoníacos. Un homeless gay que rompe cosas y sale corriendo cada vez que la chica le pida un consejo. Un mejor amigo gay psicótico rabioso que huye por las calles a toda prisa hasta que las voces en su cabeza desaparecen y dejan de doler. O un mejor amigo gay con Síndrome de Down, un retrasado mental que no pueda entender nada de la película, que ante las dudas amorosas de la chica diga "CUCURUCHO, TE QUIERO MUCHO TRUCHO", y luego se ponga a gritar porque se siente presionado ante las constantes dudas de la protagonista y acabe todas las escenas meándose de miedo en los pantalones, dejando un charco bajo sus pies, en la habitación del hotel, y llorando/chillando mientras se abraza a un trozo de corcho muy grande que lleva a todas partes con él e insiste en mordisquear sin sentido aparente.

No sé, un poco de variedad en el apartado de mejores amigos gays dentro del cine romántico. Ése es el tipo de comedia que proponemos y que correriamos al cine a ver. Desde aquí, MI PERRO TIENE UN BLOG.

TERMES, ACTOR DE FOTONOVELAS Y FIGURANTE

El tema de la calvicie es curioso: grabamos con Jorge Termes varios días, algo poco frecuente en reportajes breves, y no acababa de ser demasiado interesante. Y sólo al final, cuando ya nos íbamos, empezó de golpe a hablar de ese tema. Entendimos que ése era un elemento importante para entender al personaje, así que añadimos también la escena de la librería, y tuvimos la suerte (no estaba preparado) de que encontrara de verdad una fotonovela de sus años dorados.

¿CÓMO LO BURLAS?, por Didac Alcaraz

Como es oficial, ya podemos hablar del rodaje de nuestro primer largometraje. Estaba cantado que Los Pioneros del Siglo XXI tarde o temprano terminaríamos cocinando metralla para todos los públicos. Preparando makis de guasa y wasabi casero de la risa. Qué cosas, ahora me coge un poco de melancolía al recordar los primeros videos que Los Pioneros del 2000 nos hacíamos a caracan. Creo que por entonces el YouTube no existía. Y si existía, nosotros no lo conocíamos. Al menos yo no, seguro. Qué tiempos aquellos. Cuando Carlo o Carlos de Diego pulsaban el botón de rec en mi cabeza se activaba un mecanismo que me catapultaba a la gran pantalla. Hoteles de lujo, coches enormes, mujeres desbordantes, cava y ostras para desayunar, perros de colores bien peinados, y música negra a todas horas. Todavía vivo en aquel musical de funktasía. Me siento incapaz de concebir el día a día de otro modo. Supongo que la vida sin musikey no es vida.
Estos días de rodaje me acompañan Thelonious Monk y John Coltrane. He preferido quedarme con ellos dos para no descentrarme. ¿Has probado alguna vez caminar por las calles del ghetto escuchando en bucle el disco Monk Alone, o mutear el sonido de una discoteca y poner a todo trapo A Love Supreme de Coltrane? Los rulings en coche se vuelven estupendos. Mirar a las personas mientras sueltan sus brasas y no prestarles la más mínima atención porque justo empieza el solo de batería es un delirio. Entrar en cualquier lugar cuando el contrabajo te lo explica el groove es volver a empezar. Es ser de nuevo un infante goloso. Además, hay que saber reconocer que las mujeres de Barcelona son, dentro de su enorme variedad, todas un precioso piano de cola. Un conjunto de curvas que se deslizan libres desde la complicada sencillez de sus detalles. Claro que todo salta por los aires cuando penetra cálido el metálico sonido del saxo. En ese instante ocurre todo. La ciudad se ilumina, se vuelve un extraño y reconfortante paraíso donde la espiritualidad del alma humana se muestra pura, elevándose por encima de cualquier circunstancia para regresar transformada en... ¡Ostias! Perdonad, me llaman por teléfono. Luego sigo.